He llegado a esta actividad tan gratificante a través de un primer curso que tomé en la Facultad de Veterinaria, en el marco del Voluntariado Ovino, gracias
Andrés!!! Una persona muy generosa y conocedora y en el interactuar con otras participantes se fue modelando en mi cabeza la idea de llevar adelante este proyecto.
Fibra de merino antes de ser hilada, ya peinada y teñida
Los materiales con los que trabajo son fibra merino y corriedale, más fina la primera, un poquito más gruesa la segunda. La finura de las fibras de la lana se mide en micras (una parte muy chiquita del milímetro), cuanto más alto el número de micra, más gruesa es.
Nuestra piel soporta un límite que se inscribe dentro de las 30 micras (factor de picazón), produciéndose en el Sur fibras de merino a partir de las 18 micras, y alguna otra muy especial, en los 16,5. El clima, la crianza, el mejoramiento genético, las formas mejoradas de esquila hacen que la Argentina sea el 4º productor mundial de ésta fibra, tan preciosa y generadora de recursos.
La herramienta que uso es una rueca, una de las máquinas más antiguas del mundo, eficiente y cadenciosa, lleva a cabo la maravilla de la transformación de la fibra, y permite diseñar los hilados más gruesos, o más finos, con detalles, mezclar fibras y sobretodo, hacer nacer al hilado.
Es un proceso lento, donde el tiempo no debe apurar, las horas pasan sobre ese hilo que se va formando y nuestros pensamientos e ideas también van con él.
Pueden encontrar mis tops teñidos en
Milana, un lugar lleno de buenas propuestas, inspiración y empuje para la venta de nuevos materiales de excelente calidad.
Y entre tops y colores, éstas madejas terminadas:
Greeny Merino
(ya tiene dueña)
Autunm Road Merino
(todavía no)
Ambas hiladas con fibra premium merino, en grosor semi fino, cada una aprox. 150 yd, 100 grs. de peso.
Y otra Dáme Fuego que también tiene dueña: